La Justicia tucumana trabaja intensamente para intentar esclarecer un caso que ha generado gran conmoción: la muerte de un hombre de 60 años, cuyo cuerpo apareció el miércoles al mediodía en un predio ubicado en la intersección de Pellegrini y Lavaisse, en el sector sur de San Miguel de Tucumán. Lo que inicialmente parecía un hallazgo inesperado pronto adquirió mayor gravedad al trascender que la víctima había sido denunciada apenas dos días antes por un presunto abuso sexual contra su propia nieta.
El macabro descubrimiento se produjo cuando un grupo de niños que jugaba al fútbol en la zona advirtió la presencia de lo que en un principio parecía un bulto extraño debajo de un árbol. Al acercarse, los pequeños se dieron cuenta de que se trataba del cuerpo sin vida de un hombre y salieron corriendo para alertar a los adultos. Una vecina, María del Carmen de Figueroa, relató la angustia de los menores: “Se llevaron el susto de sus vidas. En el barrio nadie escuchó ruidos ni discusiones previas”.
El arribo de los peritos al lugar permitió establecer una primera conclusión: el sitio en el que apareció el cuerpo no sería el mismo en el que ocurrió la muerte. No se hallaron manchas de sangre ni indicios de un ataque violento en la zona, lo que reforzó la hipótesis de que el cadáver fue trasladado hasta allí después del deceso.
La investigación quedó en manos del fiscal Carlos Sale, quien rápidamente dispuso una serie de diligencias para avanzar con el esclarecimiento del hecho. En el marco de sus pesquisas, salió a la luz un dato clave: el lunes previo al hallazgo, el fallecido había sido denunciado en la seccional 9ª por un supuesto abuso sexual contra su nieta. Esto puso inmediatamente a la familia en el centro de las sospechas, por lo que allegados y parientes fueron convocados a declarar.
A pesar de esta denuncia, los testimonios recabados en el barrio y en el lugar de trabajo del hombre –un aserradero donde cumplía sus tareas con normalidad– no evidenciaron que en los últimos días hubiera existido algún conflicto abierto o enfrentamiento familiar. Una fuente policial aseguró: “Hasta ahora no encontramos ningún testimonio que indique peleas o problemas entre ellos”.
Con el objetivo de profundizar en el caso, el fiscal ordenó a la División Homicidios, a cargo de los comisarios Susana Monteros, Juana Estequiño, Diego Bernachi y Miguel Carabajal, iniciar las primeras averiguaciones. Al mismo tiempo, el Equipo Científico de Investigaciones Fiscales (ECIF) llevó adelante pericias en el terreno donde fue hallado el cadáver, con la intención de determinar si la muerte se produjo allí o en otro sitio.
La autopsia preliminar arrojó que el hombre tenía una herida sangrante en el rostro, pero según los forenses esta lesión no sería la causa determinante del fallecimiento. En este sentido, los especialistas señalaron que se aguardan estudios más profundos para establecer con precisión el motivo de la muerte y esclarecer si hubo participación de terceras personas.
Mientras tanto, los investigadores avanzan con entrevistas a familiares, allegados y compañeros de trabajo del hombre, además de un relevamiento de dispositivos tecnológicos que podrían aportar información clave. Entre las principales líneas de investigación se mantiene firme la posibilidad de que la muerte esté vinculada a la denuncia por abuso sexual realizada por su propia familia, lo que abre el debate sobre un posible caso de justicia por mano propia.
El fiscal Sale advirtió que la investigación recién comienza y que todas las hipótesis permanecen abiertas. “No se descarta ninguna posibilidad”, señaló, destacando que las próximas horas serán fundamentales para determinar el rumbo de una causa que combina intrincadas aristas: violencia intrafamiliar, un presunto abuso que debe ser probado judicialmente y la sospecha de que alguien pudo haber tomado represalias por su cuenta.