Economia

El Gobierno obtuvo mil millones de dólares mediante un nuevo bono dirigido a inversores del exterior

El Gobierno Nacional oficializó un paso significativo en el ámbito financiero al informar el retorno de Argentina a los mercados internacionales de capitales, tras haber concretado exitosamente la colocación del bono BONTE 2030. Este instrumento, emitido por el Tesoro Nacional, se diseñó en pesos pero está destinado a ser adquirido por inversores del exterior mediante divisas extranjeras. El resultado de la licitación fue altamente positivo: se adjudicaron títulos por un total de 1.000 millones de dólares, a una tasa nominal anual del 29,5%, con una notable demanda reflejada en 146 ofertas que alcanzaron un volumen total de casi 1.964 millones de dólares.

En paralelo a esta operación internacional, el Estado también realizó colocaciones en el mercado doméstico, donde logró captar alrededor de 7,41 billones de pesos mediante otros instrumentos financieros.

Pablo Quirno, actual secretario de Finanzas, destacó la relevancia estratégica de esta operación. Según explicó, esta iniciativa no solo permite refinanciar compromisos en pesos utilizando fondos provenientes del exterior, sino que además contribuye al fortalecimiento de las reservas internacionales del Banco Central. Un punto clave es que esta colocación no implica una expansión del endeudamiento neto, ya que los fondos se utilizan para renovar vencimientos existentes, y al mismo tiempo permite extender los plazos promedio de la deuda en moneda nacional.

El BONTE 2030, con un plazo de vencimiento de 1.821 días (equivalente a cinco años), representó una verdadera prueba de fuego para la credibilidad del plan financiero del Ejecutivo. Uno de sus principales objetivos fue captar divisas sin provocar un incremento en la cantidad de pesos en circulación, buscando de este modo una mejora en el perfil de la deuda y la reactivación de emisiones de largo plazo en el mercado doméstico. Aunque la tasa adjudicada resultó más elevada de lo previsto inicialmente, se consideró un avance sustancial, ya que significó la reapertura de las puertas al financiamiento internacional luego de un prolongado período de siete años sin acceso a dichos mercados.

Federico Furiase, director del Banco Central, también se refirió a la importancia de esta estrategia en el marco del plan económico. Explicó que, gracias a esta colocación, se puede sumar 1.000 millones de dólares a las reservas sin alterar el tamaño de la base monetaria ampliada, lo que mantiene el anclaje nominal dentro de los límites previamente establecidos. Además, destacó que esta operación permite alargar significativamente los plazos de la deuda emitida en pesos, a tasas fijas, lo cual refuerza la percepción de una baja futura en la inflación y una estabilidad sostenida en el tipo de cambio.

Furiase subrayó, además, que esta política no genera nueva deuda neta, ya que el 100% de los vencimientos son refinanciados (roll over completo), lo cual constituye una señal clara de normalización del acceso al crédito internacional. En síntesis, esta colocación marca un punto de inflexión en el manejo de la deuda pública, tanto por su efecto sobre las reservas como por el retorno a una fuente de financiamiento externa luego de varios años de aislamiento financiero.

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