“No hay clima en las calles”. Así lo admiten los referentes territoriales de las distintas fuerzas en disputa en el conurbano para describir la fría temperatura electoral en la provincia de Buenos Aires, donde más de 13,3 millones de personas —el 37% del padrón nacional— están habilitadas para votar.
El desinterés está en línea con el ánimo despolitizado ascendente que ya se tradujo en un ausentismo del 40% en los últimos comicios bonaerenses del 7 de septiembre. La cartelería, las pintadas y la publicidad dominan el paisaje por encima de la presencia militante, las mesas electorales o el reparto de volantes. Aunque esos activos partidarios siguen vigentes, en el territorio sobresale una apatía entre vecinos y comerciantes, más preocupados por llenar los bolsillos que las urnas.
El termómetro fue activado en una recorrida de LA NACIÓN que incluyó Lomas de Zamora, La Matanza, Moreno y Tres de Febrero, entre otras urbes neurálgicas. Lugares que deberían estar respirando la movilización electoral y que, por el contrario, exponen postales del profundo desinterés.
“Hay un ánimo muy bajo, se puso un poquito esta semana y en estos días finales, pero no mucho más”, reconoce un histórico armador pejotista y mano derecha de una de las principales espadas de Fuerza Patria (FP), donde imaginan un escenario acorde al del 7 de septiembre con “una participación similar de la ciudadanía en las urnas”, aunque “con otros actores en puja y un formato de elección distinto”.
actividad electoral de las fuerzas políticas en el espacio público: mesas, afiliaciones, volanteos , Ricardo Pristupluk
La consigna predominante en el peronismo es apelar “al trabajo de hormiga, al bajo perfil y a la cautela”. Lejos de la parafernalia de otras épocas, en el día a día prefieren sostener el núcleo duro con intervenciones segmentadas y capitalizar lo que ven como un derrumbe del oficialismo sin reavivar su propia interna, la cual sigue atada con alfileres. Se nota que esta vez los intendentes están poniendo menos recursos en el territorio que la previa a la elección bonaerense.
En ese escenario de modorra electoral, la renuncia abrupta de José Luis Espert golpeó de lleno las expectativas de La Libertad Avanza (LLA). El oficialismo hoy se aferra a la estampita de Javier Milei para recomponer con su presencia en el territorio el estado de gracia que supo tener. El refuerzo del rol proselitista del mandatario busca eclipsar el escándalo que terminó con la salida del ahora exprimer candidato a diputado nacional por la provincia, acorralado por sus vínculos con el empresario acusado de narcotráfico Federico “Fred” Machado.
“Nosotros hablamos lo menos posible porque ellos se hunden solos. Los de LLA paraban enfrente, pero ya casi ni vienen. Los pobres pibes no tienen la culpa, pero el ánimo de la gente se les está dando vuelta: todo el mundo te habla de que no llega a fin de mes”, dice Rodolfo, militante de 62 años de Fuerza Patria, a cargo de la única mesa partidaria visible a lo largo de la peatonal de Lomas de Zamora. A su lado, lo acompaña Julio, de 60, que completa: “Estamos de lunes a sábado de 10 a 16. Nos consultan cómo votar, dónde hacerlo. Por acá pasarán unas 150 personas por día, no más”.
A dos cuadras de allí, Milei sufrió hace dos meses un escrache que marcó la campaña bonaerense: abucheos, objetos volando por el aire y la imagen de Espert huyendo en moto tras los incidentes entre militantes libertarios y opositores. En ese mismo lugar, de aquel tenso antecedente sólo queda el escepticismo. “Hay muy poca campaña. Cada tanto ponen una mesa los de LLA, pero se barrió con casi todo. También el peronismo. La gente pasa de largo, piensa en su día a día y listo”, narra Enzo, kiosquero de Laprida e Yrigoyen, epicentro de aquella hecatombe.
actividad electoral de las fuerzas políticas en el espacio público: mesas, afiliaciones, volanteos , Ricardo Pristupluk
A falta de poco más de una semana de las elecciones, el desánimo se extiende entre algunos negocios consultados en los alrededores de la Plaza San Justo, donde yace el corazón de La Matanza. Patricia, una señora mayor a cargo de un puesto de diarios cercano, responde tajante: “No tengo mucha opinión al respecto, acá lo que importa son las ventas y si el dinero alcanza o no”. Varios años más joven es Milagros, quien atiende un local de accesorios de celulares a pocos metros, desde donde expresa la misma distancia. “No tengo idea y tampoco me interesa mucho. ¿Quién me gusta más? Creo que ni voy a ir a votar”, admite.
Ante la falta de propuestas concretas, la Boleta Única Papel (BUP) se volvió el tema que más inquieta a los votantes y, de paso, el principal gancho pedagógico de las dosificadas mesas militantes en pie.
Desde la LLA esperan que el flamante sistema “perjudique al aparato clientelar del peronismo en época electoral” y que la unificación de las listas nacionales cambie la ecuación que hubo cuando se votó en septiembre, con ocho elecciones simultáneas para la Legislatura bonaerense, donde las intendencias justicialistas marcaron la diferencia. “Ya no se entra más al cuarto oscuro con la boleta que te hacían traer de tu casa, ahora están numeradas y el presidente de mesa te la entrega cuando llegás a la escuela”, valoran.
El despliegue electoralista de Fuerza Patria en el epicentro matancero es el más visible del día. Hay dos gazebos en Arrieta y Villegas y en Arrieta e Yrigoyen, donde se congrega un puñado de vecinos. Predominan los carteles de Cristina Kirchner y las consignas en torno de su condena, mucho más que la figura del candidato del espacio, Jorge Taiana.
“Ahora se tranquilizó por ser mediodía, pero ha estado más intenso, por día se acercarán alrededor de 300 personas”, cuenta Rosa, militante a cargo de uno de los puestos. En cambio, LLA no tuvo presencia este jueves: “El día anterior estuvieron frente a la municipalidad, pero poco tiempo y se fueron”, comentan.
actividad electoral de las fuerzas políticas en el espacio público: mesas, afiliaciones, volanteos , Ricardo Pristupluk
En Moreno, los libertarios tienen una de sus usinas más activas del Conurbano. “Acá logramos construir un modelo verdaderamente popular que sigue las ideas de la libertad”, cuenta Javier, referente de las mesas de difusión montadas sobre Alcorta al 400, a pocos metros de la estación Paso del Rey del tren Sarmiento. Mientras acomoda volantes y responde consultas, resume el pulso del lugar: “La gente se acerca con ganas, con curiosidad y con las mismas preocupaciones de siempre: la inseguridad, los hospitales que no funcionan, las escuelas que se caen a pedazos”. En su mesa reparten instructivos sobre la BUP, informan puntos de votación y reclutan fiscales. Sobre el caso Espert, responde: “Se marca el casillero violeta y se vota a LLA”.
En Fuerza Patria, la BUP —sostienen— “permite enseñar cómo votar para frenar a Milei”. Admiten, sin embargo, que podrían perder arrastre en las urnas con el formato de votación por delante y sufrir una fuga de volumen respecto de las elecciones bonaerenses.
“El peronismo va a bajar su caudal porque hay muchos partidos con expectativas de entre dos y seis puntos —La Izquierda, Provincias Unidas, Potencia—, aunque confiamos que la diferencia con LLA (de casi 14 puntos en septiembre) se consolide”, señalan.
Al igual que en Lomas de Zamora, en la peatonal de San Martín la única mesa presente es la del peronismo. “Son otros tiempos y creo que se está buscando una forma de hacer campaña de manera más austera, gastando menos dinero, en vez de los afiches, enfocándose en las ideas, que es lo más importante”, describe Alan, de 23 años. Respecto a lo que ven en el polo opuesto, analiza: “Están menos en la calle, pero no hay que confiarnos. Tienen otra forma de hacer política, su estrategia va por otro lado y no hay que subestimarlos porque, aunque no nos guste, hoy son gobierno”.
En el local de LLA en San Martín, la fachada se encuentra ploteada con la cara de Javier Milei y la de Diego Valenzuela, el intendente de Tres de Febrero, donde el presidente hizo su último acto dentro de la provincia de Buenos Aires. “Fue un honor recibirlo”, pondera Karina, a cargo de dicha sucursal libertaria, quien asegura que las premisas son “apelar a la sinceridad, trabajar con la verdad”.
En ese marco, reconoce que “la cuestión económica pasó a ser el principal tema”, pero defiende el volumen de la actividad territorial en su distrito. “LLA está muy activa en Plaza Alem, Billinghurst, el centro de Ballester y de forma más itinerante por la peatonal de San Martín”, enumera.
Una militante libertaria de la Tercera Sección cuenta que la derrota del 7 de septiembre “paralizó el despliegue territorial” y reavivó desconfianzas internas. Desde entonces, la consigna “Kirchnerismo nunca más” fue reemplazada por “La Libertad Avanza o la Argentina retrocede”.
Puertas adentro de LLA, ahora, ven en el inusitado ascenso de Diego Santilli tras el ocaso de Espert –cuya cara se mantendrá al frente de la boleta violeta a la hora de votación– una esperanza de mayor apertura al electorado proveniente del Pro, con anclaje en estratos medios altos para arriba desencantados. “Es clave que esa gente del Pro nos vaya a votar”, rezan.
“Las zonas de sectores medios altos ni las caminamos”, repiten desde la vereda de enfrente, que entienden que esos segmentos son hoy los más apáticos, sobre todo, por el rumbo de la Casa Rosada, al que creen que le podrían soltar la mano.
“Hay un caldo de cultivo, un cambio. La gente que se cansó del trato de un gobierno que no para de tropezar con temas cada vez más delicados”, interpretan en Fuerza Patria, que apuestan a una ecuación menos es más. “Nosotros pretendemos intervenir lo menos posible, sin alterar porque son sectores que sienten que la política no les resuelve nada, dejamos que la gente siga con su vida”, amplían.
Otro dirigente mileísta con fuerte llegada a los barrios postergados de la Primera reconoce: “No es el mejor momento, pero esperamos que la sangría haya parado”. El clima interno se tensó por el desgaste de Sebastián Pareja, cuarto candidato a diputado y cerebro del armado bonaerense.
“Fue apuntado como responsable de la última derrota”, repiten internamente, aunque reconocen que “su poder de influencia en las bases es muy alto”. Una voz libertaria más que pivotea en el AMBA cree que “hay una implosión” y agrega: “Su gente quedó golpeada, algunos dejaron de atender los teléfonos”. Más allá del resultado, dentro del espacio existe consenso en un diagnóstico: tras el 26 de octubre habrá cirugía mayor.